Empleable: obediente, resignada, con miedo. Las mismas multinacionales que han provocado la crisis global que vivimos, y que presionan a los gobiernos por el desmantelamiento del Estado de Bienestar, son las empresas que hoy vienen a ofrecerte la salvación en forma de ese contrato basura que te abrirá las puertas a una vida laboral de explotación y precariedad.
El mercado pide una educación clasista, que separe a la masa obrera, destinada a la precariedad y la explotación, de la élite cualificada. Pide una educación utilitaria y acrítica, donde solo las empresariales y las ingenierías sean valoradas, y las carreras enfocadas al conocimiento humano y social sean desprestigiadas y finalmente expulsadas de la universidad. Con horarios asfixiantes que no nos permitan construir lazos con otras estudiantes más allá de nuestra clase. Nos quiere solas y competitivas, pensando en las demás trabajadoras como enemigas, sin fuerzas para sindicarnos.
El Dios Mercado manda y la universidad obedece: subida de tasas, recorte de becas, asistencia obligatoria, presencia de empresas en el campus, convenios de prácticas externas no remuneradas ¿Trabajar gratis? No, gracias.
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