30 de marzo en la facultad de ciencias módulo 14 aula 403
El papel de la tecnología y la energía en la historia y perspectivas futuras
En esta evolución ponemos el foco en el papel que ha tenido la energía y, en general, los condicionantes ambientales, como los recursos y el clima. Sostenemos que no es posible explicar la historia de la humanidad sin tener en cuenta el entorno en el que se ha desarrollado. Este factor ha sido determinante, y lo será más aún en el futuro. Es un elemento que ha sido habitualmente subestimado y que nos esforzamos por rescatar. Sin embargo, que el entorno, y más en concreto la energía, hayan condicionado la historia de la humanidad no quiere decir que la hayan determinado, pues las decisiones últimas sobre el orden social y económico son humanas. Además, para entender la historia de la humanidad y su proyección futura no basta, ni mucho menos, con entender los condicionantes ambientales, sino que es necesario tener una visión compleja y holística. Uno de los problemas para afrontar la Crisis Global contemporánea y para entender la historia es nuestra incapacidad para comprenderla en su globalidad y en sus raíces. No necesitamos conocimientos fraccionados, sino totalizadores. Por ello hemos abordado, bajo el prisma de la historia, distintas disciplinas como la economía, la ecología, la sociología, la física, la química, la filosofía, la politología, el urbanismo, la psicología, la demografía, la geología o la ingeniería. Creemos que los aprendizajes importantes en este tiempo histórico están en las fronteras entre los distintos saberes. Además, hemos recurrido extensivamente a explicaciones multicausales, en las que causas y consecuencias se han entrelazado.
Durante el grueso de su existencia, el ser humano ha vivido con un metabolismo forrajero. El primer gran salto se produjo con la Revolución Agraria. Pero, a pesar de los cambios cualitativos que conllevó, la mayoría de la humanidad siguió organizándose de forma más o menos igualitaria. El siguiente gran paso energético acompañó a un fuerte cambio civilizatorio: junto a la aparición de la guerra, los Estados y del patriarcado, el ser humano aprendió a explotar el trabajo de otras personas y de otros animales. Esta nueva civilización dominadora terminó desarrollando el capitalismo en una de sus regiones periféricas. El último salto energético fue la Revolución Industrial, en la cual se conjugaron los combustibles fósiles con potentes máquinas. Esto permitió al capitalismo conquistar el mundo, modificar profundamente las sociedades y desequilibrar la biosfera. El proceso alcanzó su cénit con la era del petróleo.
En esta mirada retrospectiva no exponemos sólo cómo fue la evolución de la humanidad, sino que intentamos responder a los motivos que produjeron los grandes cambios. Así nos preguntamos: ¿qué impulsó a determinadas sociedades a pasarse a la agricultura?, ¿por qué surgieron el Estado, la guerra y el patriarcado?, ¿cuáles fueron las razones para que el capitalismo surgiese en Europa y no en China?, ¿hubo grandes ciclos dentro de los Estados agrarios?, ¿y dentro del capitalismo?, o ¿por qué unas civilizaciones colapsaron y otras no?
Abordaremos la Gran Recesión económica y la crisis de hegemonía estadounidense. Nos detendremos especialmente en los factores que, a nuestro juicio, están marcando de forma profunda la situación actual: el fin de la energía abundante, versátil y barata; la dificultad creciente de acceso a muchos materiales; el cambio climático; y la quiebra de las bases de la reproducción social. Estamos viviendo un gran salto energético pero, a diferencia de los pretéritos, en este caso es hacia una menor disponibilidad energética. Esto está conllevando, inevitablemente, que el capitalismo global, así como la civilización que le acompaña, estén colapsando.
Así nos hacemos más preguntas como: ¿hay alternativa energética a los combustibles fósiles?, ¿pueden la tecnología o los movimientos sociales evitar el colapso?, ¿son suficientes los elementos de resistencia que tiene el capitalismo para perpetuarse?
A partir de ese punto, realizamos un ejercicio de política-ficción, asentado sobre bases lo más reales posibles, en el que proyectamos cómo pueden evolucionar los sistemas económicos; las formas de organización social; la demografía y las ciudades; la cultura y el conocimiento; las movilizaciones sociales; la relación del ser humano con el entorno; y la cantidad, calidad y tipo de energía disponible. Creemos que es preciso imaginar el futuro, por duro que sea, para poder encararlo con más posibilidades de éxito emancipador. Consideramos que necesitamos tener una visión de medio y largo plazo para poder elaborar estrategias exitosas.
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